Antes de que se formara el universo, la materia era una masa sin forma: el Caos. Quien primero salió de sus tenebrosas profundidades fue Gea, la Tierra de ancho pecho, que sería la morada eterna y segura de todos los seres vivos. Y luego surgió Eros, el Amor, el más bello de todos los dioses, que gobierna los corazones tanto de los dioses como de los hombres.
Pronto la Tierra dio origen a Urano, el Cielo Estrellado, con el fin de que fuera una morada segura y eterna para los dioses bienaventurados. También puso en el mundo las Altas Montañas, agradables albergues de las ninfas que viven en sus bosques. Más tarde, junto con el Cielo, dio origen al Océano, de profundos remolinos, a los cíclopes, que tenían un solo ojo en el medio de la frente, a los gigantes de cien manos y a los titanes, que eran de gran tamaño y poseían una fuerza descomunal. El más astuto de todos ellos fue Cronos, el Tiempo, el más terrible de los hijos de Urano y Gea, que se reveló contra su padre y lo destronó.
Cronos tomó como esposa a Rea, quien también pertenecía a la raza de los titanes, y reino con ella. Pero Gea le pronosticó que sufriría la misma suerte que Urano: uno de sus hijos sería más poderoso que él. Para evitar que se cumpliera esta profecía, Cronos devoraba a sus hijos apenas nacían. Hasta que Rea, indignada, decidió poner fin a esta situación y, con la ayuda de Gea, engañó a Cronos dándole una piedra en el lugar de su último niño, el dios Zeus. Durante la oscura noche, con sus propias manos ocultó a su hijo recién nacido en las entrañas de la tierra, en una cueva en la cual estuvo al cuidado de la ninfa-cabra Amaltea. Más adelante, el dios recompensaría a esta ninfa conviertiéndola en la constelación de Capricornio, que significa "cuerno de cabra".
Cuando creció, Zeus fue ayudado por su madre, Rea, para acercarse al temible Cronos sin ser descubierto. El dios le puso en la bebida al titán una pócima mágica que lo hizo vomitar, primero la piedra y luego, a sus hermanos, Hestia, Hades, Démeter, Hera y el estruendoso Poseidón, el rey de los mares, que emergieron vivos de su boca.
Zeus liberó después a los demás titanes, que Cronos había encadenado, y ellos, agradecidos por tal favor, le regalaron el trueno, el ardiente rayo y el relámpago. Confiando en tales armas, desde entonces Zeus gobierna sobre los mortales e inmortales.
Fuente: Hesíodo, Escritor Griego del Siglo VII a.C., Adaptación de la Teogonía.
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